Son pequeños copos que danzan como una nevisca del Monte Fuji que ha cambiado su rumbo y llegan como faros encendidos entre las luces de la ciudad: Tokio, más que un decorado, es una fuente de inspiración para este desfile. Parches de cortes angulosos, pespuntes contrastantes, faldas cortas y cuellos de cisne de paillettes reinterpretan la estética manga. Pero es esencialmente la energía de la metrópolis la que se percibe en las siluetas dibujadas por Raf Simons, director artístico de la maison Dior. “Es una ciudad donde la moda se crea en la calle”, explicaba el creador, en el backstage, poco antes del comienzo del desfile.

Tejido lavado, encerado, engrasado, detalles de jacquard con flores estampadas en caliente en los cuellos o en parches sobre las prendas grandes: por un lado, está toda la tradición japonesa de trabajo del material. Y por otro lado, las lanas escocesas, las camisetas de tirantes de shetland, o los efectos ópticos de las paillettes retoman las trenzas, los puntos nido de abeja y los motivos de los tejidos de punto europeos. Es aquí donde se fusionan Oriente y Occidente. Y hay aun más contrastes: el encuentro de una mujer flor en pantalón ajustado y top corola evasé con una mujer másoutdoor,envuelta en un amplio abrigo de algodón en bruto; o bien, la combinación de la noche y sus vestidos bordados con detalles de paillettes, con el día y sus minivestidos de tejido en bruto, lavado, trabajado como la piel o los impermeables cortos de fieltro con cuellos amplios.

La base de esta colección es la chaqueta Bar, este ícono de la moda, concebido por Christian Dior en 1947 para su primer desfile, y su silueta tan característica, con su cintura estrecha, sus hombros redondeados y sus faldones amplios, que estilizan el cuerpo femenino. Pero en esta ocasión la cintura se encuentra desplazada, a menudo más alta de lo esperado, otras veces más baja, redefiniendo las proporciones de la silueta. El volumen se crea a través de la construcción: líneas rectas, cortes angulosos. Una nueva Bar, en definitiva, modernizada al extremo y sin embargo tan fiel al espíritu de Christian Dior. De esto se trata, esto es el esprit Dior.

“Tokio siempre ha sido para mí una fuente de inspiración. En particular, por la libertad que se toma la gente en su manera de vestir, eso no se encuentra en ninguna otra parte del mundo: la libertad de los estilos, las nuevas arquitecturas vestimentarias que podemos ver nacer tanto en la moda de la calle como en la tradición creativa de la ciudad… Es un lugar radical y, a la vez, exaltante”, explica Raf Simons.

Un nuevo género de Mundo Flotante aparece evocado en la colección; un lugar libre y placentero donde el lado práctico se combina con lo cotidiano, dando así nacimiento a un glamour funcional inédito y propio de Dior. Es la convergencia de todos estos estilos radicalmente diferentes lo que constituye estas siluetas tan singulares donde la realidad coexiste con la fantasía. El contraste del mate y el brillante, de las prendas de día y las de noche, de una paleta de tonalidades oscuras y de otra masculina de colores primarios contrastados, con un pragmatismo en estado bruto que roza lo refinado con el puro lujo: a través de estos opuestos se define la colección.

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Nota de prensa de Christian Dior

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