La actividad física un aliado de la salud
Hoy más que nunca sabemos que la actividad física proporciona notables beneficios al organismo y aleja las posibilidades de padecer enfermedades. Por esta razón desde Entrebellas te contamos la importancia de la actividad física en la salud y algunas normas básicas para llevarla a cabo de manera eficaz.
Importancia de la actividad física
El ejercicio es para la salud uno de los principales elementos a tomar en cuenta. Los deportes, y actividades físicas en general nos ayudan a prevenir enfermedades, a mantenernos en forma, y saludables, y en ocasiones es inclusive terapéutico frente a distintos problemas que conllevan a debilitarnos o enfermarnos.
Beneficios del ejercicio físico.
Evita el sobrepeso.
Como explicamos en los problemas del sobrepeso, la obesidad y el sobrepeso son causas de una gran cantidad de enfermedades y males que podemos prevenir. Con la actividad física evitamos el aumento de peso y conseguimos mantener nuestro cuerpo firme y en forma. Esto nos permite además tener un cuerpo y un organismo mucho más saludable.
Fortalece el cuerpo.
A través del ejercicio, conseguimos tonificar y dar firmesa a nuestros musculos. Así también fortalecemos tendones huesos y ligamentos. De esta manera conseguimos evitar o reducir el riesgo de sufrir posibles fracturas, desgarres o esguinces.
Reduce el riesgo de enfermedades.
Evita el desarrollo de la diabetes, y ayuda a quienes ya son diabéticos a controlar los niveles de azúcar en la sangre. Así mismo mejora la digestión lo que evita sufrir males intestinales al regular el ritmo intestinal.
Aumenta la felicidad.
Mediante la actividad física, conseguimos reducir la ansiedad. Como ya dijimos es una actividad en ocasiones terapéutica, que controla y regula el estrés y males como la depresión. Al estás más saludables, también nos sentimos mejor y nos eleva el autoestima y el bienestar en general, al producir endorfinas que nos brinda sensaciones de placer y reducen la tensión.
¿Qué hacer como actividad física?
Por otra parte, cuando hablamos de actividad física no significa que tengamos que contratar a un entrenador, matricularnos en un gimnasio y gastar dinero en material deportivo. Todo esto puede hacerlo, si así lo desea, pero para mantenerse en una buena forma física basta con practicar con regularidad aquellos deportes y actividades que más le gustan. Tal es el caso de pasear, correr por el parque, nadar en la piscina o en la playa, montar en bicicleta, bailar, practicar gimnasia con las amigas, jugar al tenis, al paddle o al squash, danza. Siempre hay una o varias actividades físicas que se encuentren a su alcance.
Normas básicas de un ejercicio saludable.
Para que la actividad física reporte todos sus beneficios debe practicarse siguiendo unas normas básicas, de lo contrario puede resultar ineficaz e incluso peligrosa para el organismo. Éstas deben ser sus principales características:
Frecuencia.
Tres veces por semana durante diez u once meses al año, pudiendo combinar diferentes actividades físicas a lo largo de la semana o en los meses del año, de acuerdo con sus apetencias, disponibilidad de tiempo libre, instalaciones, etc.
Duración.
Mínimo media hora, aunque lo normal suele ser entre cuarenta y cinco y cincuenta minutos. Determinadas modalidades deportivas, o los paseos por el monte y andar en bicicleta, pueden extenderse más tiempo.
Intensidad.
Debemos guiarnos por lo que nos marca el corazón, los latidos por minuto. Para captar los latidos puede colocar dos dedos en la muñeca, debajo del dedo pulgar; también en la parte izquierda del pecho, o bien en el cuello, a los lados del cartílago tiroides o nuez. La frecuencia cardíaca que nos es más útil para perder calorías y mejorar el estado general de nuestro organismo se sitúa entre 110 y 145 latidos por minuto. Son 110 para las edades más avanzadas y 145 para las más jóvenes. Por encima de esa frecuencia cardíaca puede resultarle perjudicial. Lo que nunca debemos hacer es superar los 210 latidos por minutos.
Edad.
Una mujer de 55 años nunca debe trabajar a 165 latidos por minuto; en condiciones normales esta intensidad de trabajo es equivalente a aquella en la que hablamos con cierta dificultad.